lunes, 11 de febrero de 2013

Un breve cuento de Jorge Bucay, para ver el elefante en el salón

Cuento de elefante

 Cuando era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Como a otros, luego lo supe - me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Se trataba de un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?. Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a maestros, padres y tíos por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado... ¿Por qué lo encadenan?. No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: "El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño". Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE.

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2 comentarios:

  1. Gracias por tu labor, creo que tienes uno de los blogs mas interesantes que he visitado nunca, solo siento que no loa actualices con mas regularidad, un saludo a la espera del siguiente.

    https://www.facebook.com/pages/El-Cocodrilo/192997270802672

    Un saludo

    Rubén

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  2. Gracias Rubén por visitar el Blog, lo cierto es que últimamente he estado liado y lo he dejado un poco de lado, pero tu comentario me da fuerza para animar el tema. Te agradezco tu comentario y confió que sigas viendo el elefante en el salón.
    Salud

    ResponderEliminar

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